sábado, 28 de abril de 2007

AMO A LAURA...


A escasas semanas de que empiece el verano y con él, las numerosas tertulias radiofónicas en torno a la canción del verano, viene a mi mente la que para muchos fue la canción del pasado verano, sin despreciar al Koala y su no menos famoso Opá. Yo amo a Laura, canción a la que me refiero, más que éxito musical, fue un auténtico éxito publicitario para la cadena norteamericana de videos MTV. Nadie duda de dicho éxito, pero lo que si queda sumamente denostado fue el trato que los directores del video otorgan a la vivencia afectiva y efectiva del noviazgo.

Los protagonistas del videoclip, envueltos en una melodia y coreografía llena de memez y bobería, degradan la vivencia de la castidad en el noviazgo, al nivel de la simpleza y la estupidez. Actitud nada más contraria al esplendor de la belleza que produce la integración de la sexualidad en la persona. Es decir, la vivencia del señorio, producido por la adquisición del dominio sobre sí mismo, como expresión de la libertdad humana deestinada al don de uno mismo. A disfrutar de esa belleza, fruto del amor auténtico y no egoísta e interesado, están llamados a vivirlo todos los novios. Pero no sólo ellos, sino todos los hombres y mujeres, sea cual sea su estado, ya que como dije anteriormente, la castidad hace referencia
a la integración; es decir, hacer que algo forme parte de un todo. Todo hombre y mujer, gozan de la dimensión de la sexualidad, corresponde a ellos ordenar dicha dimensión en referencia a un todo, y no el todo referenciarlo a dicha dimensión.

La belleza es el esplendor de la verdad, y el hombre por natura se siente atraído, arrastrado por la fuerza de lo bello, de la Verdad a su contemplación. Ojalá que todos sepamos descubrir la belleza inherente a la virtud de la castidad, por que sólo así seremos más libres para amar y ser amados. Y por consiguiente, evitaremos en nuestras vidas todas aquellas actitudes, comportamientos o circunstancias que priven o embarran la belleza que todo hombre lleva inscrito en su ser.

N.T. Happiness, nombre del grupo anteriormente citado, significa alegría, felicidad. Si la alegría es lo que dicho grupo plasma en su videoclip, yo prefiero la alegría del Opá.

miércoles, 11 de abril de 2007

GKC vs ZARA





Como bien podéis comprobar, el protagonista de la foto no es el dueño del imperio Inditex, Amancio Ortega (1936-?), sino que la imagen corresponde al apóstol del sentido común: el escritor inglés Gilbert K. Chesterton (1874-1936). A la vista de ambos personajes, resaltan sus robustas semejanzas, pero más allá de corpulentos parecidos, entre uno y otro se entrelazan semejanzas que no entienden ni de idiomas, ni de fronteras o de edades. Tanto Chesterton como Ortega han consolidado su quehacer literario y empresarial, gracias al empleo de la mejor y más barata campaña de marketing publicitario: el boca a boca.

De todos es conocido, que en las grandes escuelas de MBA, resulta obligado el estudio del caso ZARA. Los estudiantes concluyen que el éxito empresarial se consolida en la armoniosa logística de la empresa, la velocidad con que genera la tendencia de cada temporada y la única publicidad de sus escaparates y cómo no: la ávida respuesta de su fiel mercado. Desde Roma, hasta Beijing pasando por Tegucigalpa, ZARA consigue crear un común sentido de identificación entre ellos, sin importar, raza, sexo o condición social. Lo Zara ha unido que no lo separe el mundo.

Chesterton, que poco entendía de mercadotecnia o marketing, que siempre resulta más inglés, también usaba un distintivo de marca: eran sus siglas GKC. Entre su basta colección literaria hallamos artículos periodísticos, libros, ensayos, etc. Su ingente producción literaria se alimentaba de una profunda fe. La fe era el eje sobre el que se asentaba su vida personal y literaria. Fue la consecuencia en sus escritos, lo que hace que de boca en boca, su obra perdure a lo largo de los años.

Y de boca en boca, quiere darse a conocer una nueva revista, que aparece como un soplo de aire fresco en el mustio espectro del magazine español. Chesterton es una revista de publicación mensual que pretende dotar a sus lectores de mecanismos de análisis, pensamiento e información suficientes y honrados que faciliten la claridad de ideas del hombre de hoy, en éste difuso y confuso mundo donde las ideas se basan en la fuerza del slogan publicitario.

Desde este blog surge una invitación para conocer una publicación, que conseguirá, os lo aseguró, que fría se quede vuestra taza de café.

martes, 3 de abril de 2007

MAGNANIMIDAD



En la actualidad hay una mortífera enfermedad, sin apenas síntomas ni dolores aparentes, pero cuyos efectos, son mucho más dañinos para la salud y bienestar del hombre, que cualquier enfermedad hasta hoy conocida. Dicha enfermedad se llama: mediocridad. La propagación de dicha enfermedad, se suscita por contagio ambiental. No por transmisón de sangre, saliva, fluídos o elementos víricos, sino por la influencia del ambiente que rodea al individuo y que puede, pausada y silenciosamente, infectar al hombre. Gracias a Dios, y a la voluntad del hombre, se ha hallado cura para tan terrible padecimiento. La medicina que combate a dicha dolencia se llama: magnanimidad. El prospecto médico nos dice que la magnanimidad es la grandeza de ánimo, el noble deseo de dedicar la propia vida a grandes ideales. Dando así respuesta al designio divino inscrito en el corazón del hombre. Esto es a trascender. Utilizando la jerga deportiva, todos llevamos dentro un campeón. Pero este campeón ha de hacerse, a base de esfuerzo, sacrificio y tenacidad.

Dicha enfermedad, la mediocridad, tiene múltiples formas de presentarse en la vida del hombre: tibieza, carácter pusilánime, inconformidad, etc. Pero todas ellas mantienen en común, una soporífica sensación de insatisfacción, que provoca irremediablemente que el enfermo se vea abocado al más triste de los finales posibles: El vacío existencial. Su vida poco a poco se irá apagando como se apaga una vela, pero en lugar de alumbrar y dar luz a los que le rodean, se extinguirá debido al vacío de ideales en su existir. Y es precisamente el vacío de ideales, lo que comporta la más amarga de las carencias en la vida del hombre. Ya que como dije anteriormente, por natura el hombre está llamado a acometer grandes empresas en su vida.

Por lo tanto, si tenemos la receta empleémosla. Levantemos la mirada del suelo, y alcemos el vuelo hacia altas cotas, por que si hemos sido llamados para volar como águila imperial, por que volar como ave de corral.