A escasas semanas de que empiece el verano y con él, las numerosas tertulias radiofónicas en torno a la canción del verano, viene a mi mente la que para muchos fue la canción del pasado verano, sin despreciar al Koala y su no menos famoso Opá. Yo amo a Laura, canción a la que me refiero, más que éxito musical, fue un auténtico éxito publicitario para la cadena norteamericana de videos MTV. Nadie duda de dicho éxito, pero lo que si queda sumamente denostado fue el trato que los directores del video otorgan a la vivencia afectiva y efectiva del noviazgo.
Los protagonistas del videoclip, envueltos en una melodia y coreografía llena de memez y bobería, degradan la vivencia de la castidad en el noviazgo, al nivel de la simpleza y la estupidez. Actitud nada más contraria al esplendor de la belleza que produce la integración de la sexualidad en la persona. Es decir, la vivencia del señorio, producido por la adquisición del dominio sobre sí mismo, como expresión de la libertdad humana deestinada al don de uno mismo. A disfrutar de esa belleza, fruto del amor auténtico y no egoísta e interesado, están llamados a vivirlo todos los novios. Pero no sólo ellos, sino todos los hombres y mujeres, sea cual sea su estado, ya que como dije anteriormente, la castidad hace referencia a la integración; es decir, hacer que algo forme parte de un todo. Todo hombre y mujer, gozan de la dimensión de la sexualidad, corresponde a ellos ordenar dicha dimensión en referencia a un todo, y no el todo referenciarlo a dicha dimensión.
La belleza es el esplendor de la verdad, y el hombre por natura se siente atraído, arrastrado por la fuerza de lo bello, de la Verdad a su contemplación. Ojalá que todos sepamos descubrir la belleza inherente a la virtud de la castidad, por que sólo así seremos más libres para amar y ser amados. Y por consiguiente, evitaremos en nuestras vidas todas aquellas actitudes, comportamientos o circunstancias que priven o embarran la belleza que todo hombre lleva inscrito en su ser.
Los protagonistas del videoclip, envueltos en una melodia y coreografía llena de memez y bobería, degradan la vivencia de la castidad en el noviazgo, al nivel de la simpleza y la estupidez. Actitud nada más contraria al esplendor de la belleza que produce la integración de la sexualidad en la persona. Es decir, la vivencia del señorio, producido por la adquisición del dominio sobre sí mismo, como expresión de la libertdad humana deestinada al don de uno mismo. A disfrutar de esa belleza, fruto del amor auténtico y no egoísta e interesado, están llamados a vivirlo todos los novios. Pero no sólo ellos, sino todos los hombres y mujeres, sea cual sea su estado, ya que como dije anteriormente, la castidad hace referencia a la integración; es decir, hacer que algo forme parte de un todo. Todo hombre y mujer, gozan de la dimensión de la sexualidad, corresponde a ellos ordenar dicha dimensión en referencia a un todo, y no el todo referenciarlo a dicha dimensión.
La belleza es el esplendor de la verdad, y el hombre por natura se siente atraído, arrastrado por la fuerza de lo bello, de la Verdad a su contemplación. Ojalá que todos sepamos descubrir la belleza inherente a la virtud de la castidad, por que sólo así seremos más libres para amar y ser amados. Y por consiguiente, evitaremos en nuestras vidas todas aquellas actitudes, comportamientos o circunstancias que priven o embarran la belleza que todo hombre lleva inscrito en su ser.
N.T. Happiness, nombre del grupo anteriormente citado, significa alegría, felicidad. Si la alegría es lo que dicho grupo plasma en su videoclip, yo prefiero la alegría del Opá.