El celta logra empatar el partido. De repente un ruido como del cielo, como de un viento recio, resonó en todo el estadio. Entonces, una luz como del Espíritu Santo (Solemnidad de Pentecostés en la que murió), me hace imaginar como sería la llegada de D. Carlos a la patria celestial. En un principio, pensé en gaiteros tocando la Rianxeira, pero no, a su entrada al cielo, miles de aficionados del Real Club Celta, ya fallecidos, entonaban al unísono, el único cántico posible en estas situaciones: “You'll never walk alone” (Nunca caminarás solo). No sabría decir con exactitud que idioma era, sólo sé que en el cielo no hay traductores, porque el lenguaje de los hijos de Dios es universal. Al escuchar la letra, durante un instante en el horizonte se divisaba cómo la Iglesia celeste y la Iglesia militante, se unían formando un sólo coro. La primera orando por su eterno descanso, la segunda alabando su llegada a la patria definitiva. El gran silencio de Balaídos, durante ese minuto inicial, fue un sonoro eco que se unió al canto de la hinchada celestial.
Todo lo entiendo mejor. En sus 71 años, D. Carlos nunca ha caminado sólo, ni antes ni ahora en
Mientras D. Carlos entra, la gradería enfervorizada sigue cantando la conocida canción. Su entrada es pausada, cadenciosa, llena de señorío, como la de un Káiser (emperador) dentro del terreno de juego. Dominando la situación, ejerciendo como en tantas ocasiones, su liderazgo habitual que hace fácil el difícil arte de ayudar a los demás a descubrir, desarrollar y eliminar barreras para desarrollar su particular potencial. Es decir, para buscar la santidad personal. Pero veo que no hay sólo banderas ni bufandas celtiñas. Aparecen también banderas de su querido Portugal y de su otro gran amor. La Virgen: Nuestra Señora de Fátima. Sigue su pausado caminar, y finalmente, llega ante la deseada presencia del Padre. El paternal abrazo que recibe y el susurro amoroso de Dios a su hijo, hace que las palabras sobren. Pero entre los alaridos de los aficionados, alcanzo a percibir un emotivo: ¡Gracias hijo por ser feliz y hacer felices a los demás!.
Domingo 27, 18: 52. Minuto 94. ¡Penalti en Balaídos! ¡Gol del Celta! Se acaba el partido, ¡gana el Celta! Una vez más, desde el cielo D. Carlos sigue haciendo de las suyas. Descanse en paz: D. Carlos Areán.