domingo, 22 de julio de 2007

Bucle etimológico



Con frecuencia para saber con precisión el significado y alcance de las palabras, recurrimos a la etimología de las mismas, para saber con exactitud su significado. Pero en este maremagnum literario, no es raro el que obviemos el significado etimológico del término etimología. Sin quererlo, dicho juego de palabras, nos hace caer en un interminable bucle etimológico.
La etimología es el estudio de la historia de las palabras. La palabra "etimología" viene del latín etymologia y ésta del griego ἐτυμολογία, un compuesto de ἔτυμος, étymos (‘verdadero’), y λόγος, logos (‘palabra’). Por tanto, significa ‘verdadera palabra. Pero yo diría más. Es el amor por las palabras. Es el amor que busca la raíz, el origen de cada término, para luego poder entender con precisión cada palabra. Un amor que conduce a la verdad. Sin obviar, que a la significación originaria, pueden sucederle diversos cambios por las diversas variaciones lingúísticas y semánticas del lenguaje.

Conducir a la verdad. A eso nos debe llevar el lenguaje. Nada más lejos de aquellas actitudes demagógicas que lo que buscan es conducir al pueblo, a las personas, por caminos que no llevan a la verdad, sino al interés particular. "Demagogia" del griego δημαγωγία. Es decir: el que conduce al pueblo. Si el pedagogo es aquel que conduce al niño, el que lo guía hacia el conocimiento, el demagogo es el que conduce al pueblo o las personas hacia SU verdad. Por lo tanto, nada más insultante a la democracia, que la demagogia. Lo que en un principio era bueno, en la actualidad ha alcanzado un cariz negativo, por querer instrumentalizar la realidad a tenor de interesés particulares. Por ejemplo, es demagógico que cierto tipo de actitudes se recriminen por la sociedad o por la autoridad, mientras que otras actitudes queden no sólo impunes, sino en el más profundo de los anonimatos.

Manifestaciones populares, anuncios publicitarios, sátiras religiosas, y un largo etcétera, que no hace más que alimentar a este terrible mosntruo, que fagocita todo lo que a su alrededor encuentra. Para vacunar dicha amenaza, nada mejor que remitirnos nuevamente al nombre afán de ser buscadores de las verdaderas palabras. Es decir, de aquellas que nos muestran el amor a la verdad.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el articulo querido Trapero.
Esperemos que no nos dejemos influenciar por las palabras vanas.
Sigue deleitándooslo con tus artículos. Animo

Polvorilla dijo...

Excelente artículo Trapero, es evidente que el ser humano cuanto más culto es, mayor comprensión y mejor utilización e interpretación formal de las palabras, al tiempo que... muchísimo menos manipulable; Así que también es obvio el nivel de nuestro país, que está reflejado en nuestros políticos, y si estos son lo en lo que se quieren convertir, deberemos aceptar que estamos retrocediendo y en absoluto creciendo (hablo en el sentido intelectual, que no económico).
Con la particularidad que, la demagogia debería estar al servicio del bien común, y no en tensión o creando competencias.

Un abrazo.