La riqueza de la vida
Cada año a estas alturas del verano, suelo consultar la edición digital de la revista Forbes, para ver si mi nombre aparece entre los mil millonarios del mundo. Por enésima vez consecutiva, no hay ni rastro del mismo, no aparezco ni en lo que sería la calderilla de dicha lista. No pasa nada, otra vez será. Lo único es que tendré que seguir comprando el cupón. Pero lo que si que me causa satisfacción, es que por primera vez en la historia, aparece en primer lugar un paisano mio: Carlos Slim. Carlos y yo, sólo nos parecemos en nuestra nacionalidad y en el respectivo número de ceros que engrosan nuestras respectivas cuentas corrientes. Los suyos a la derecha del primer dígito, los mios a la izquierda del mismo.
Unos dicen que el dinero da la felicidad, otros que no. Yo opino como Wittgenstein: ”De lo que no se puede hablar, es mejor callarse”. Mi cuenta así lo ratifica. Lo otro, habrá que preguntárselo al Sr. Slim. Pero de lo que estoy cierto, es que la felicidad la encontramos cada día, en las cosas sencillas. Sin obviar que en las complejas también se encuentre. Pero es en la cotidianidad del día a día, donde la felicidad está a la espera de toparse con nosotros.
Desde escribir un artículo, leer un buen libro, jugar con el agua, visitar a un enfermo, disfrutar del fútbol con los amigos y así hasta configurar una larga lista, que tal vez los protagonistas de Forbes no conozcan, no lo sé, pero que nosotros a ciencia cierta, cada día debemos engrosarla en nuestra particular cuenta corriente.
Unos dicen que el dinero da la felicidad, otros que no. Yo opino como Wittgenstein: ”De lo que no se puede hablar, es mejor callarse”. Mi cuenta así lo ratifica. Lo otro, habrá que preguntárselo al Sr. Slim. Pero de lo que estoy cierto, es que la felicidad la encontramos cada día, en las cosas sencillas. Sin obviar que en las complejas también se encuentre. Pero es en la cotidianidad del día a día, donde la felicidad está a la espera de toparse con nosotros.
Desde escribir un artículo, leer un buen libro, jugar con el agua, visitar a un enfermo, disfrutar del fútbol con los amigos y así hasta configurar una larga lista, que tal vez los protagonistas de Forbes no conozcan, no lo sé, pero que nosotros a ciencia cierta, cada día debemos engrosarla en nuestra particular cuenta corriente.