El 15 de noviembre de 2009, festividad de S. Alberto Magno, me propuse escribir un post diario. Un post para comentar la apasionante aventura de un sacerdote, el día a día de un vicario parroquial. Han pasado 207 días y este reto ha llegado a su fin. Aunque me repita, tengo que decir que me ha servido y mucho el escribir cada día. A veces he inventado algo más de la cuenta, pero pocas han sido las invenciones.
Conforme escribía me daba cuenta de lo rica que es la vida del sacerdote. Si eso ya lo intuía, con esto lo he asumido. Me ha servido también para constatar la fuerza e influencia de los mass media. Un nuevo medio no sólo para evangelizar, sino para acercar lo bello y bueno al hombre. Pero un ámbito también para mostrar lo más miserable del ser humano.
A partir de ahora descansaré un poco. Trataré de terminar el libro que no acaba de terminarse y después a seguir escribiendo. La verdad es algo que me gusta, me divierte y me relaja. Creo que es un placer. Ojalá se cumplan estos deseos. Gracias por seguirme, muchas veces escribía por el simple hecho de saber que había alguien, no se sabe donde, que visitaría el blog. ¡GRACIAS!.
Gracias a Dios por la vocación al sacerdocio. Gracias a Benedicto XVI, pues si él no hubiera convocado el Año Sacerdotal, hoy no estaría dándole a las teclas. Y gracias a mi madre que ha estado todos los días metiéndose en el blog, y gracias a eso el contador de visitas se fue incrementando. Agradecimiento que hago extensivo a los monaguillos subcontratados de la parroquia, que en sus horas libres han pinchado en el blog. Gracias a todos y todas y... colorín colorado este blog se ha acabado.
Conforme escribía me daba cuenta de lo rica que es la vida del sacerdote. Si eso ya lo intuía, con esto lo he asumido. Me ha servido también para constatar la fuerza e influencia de los mass media. Un nuevo medio no sólo para evangelizar, sino para acercar lo bello y bueno al hombre. Pero un ámbito también para mostrar lo más miserable del ser humano.
A partir de ahora descansaré un poco. Trataré de terminar el libro que no acaba de terminarse y después a seguir escribiendo. La verdad es algo que me gusta, me divierte y me relaja. Creo que es un placer. Ojalá se cumplan estos deseos. Gracias por seguirme, muchas veces escribía por el simple hecho de saber que había alguien, no se sabe donde, que visitaría el blog. ¡GRACIAS!.
Gracias a Dios por la vocación al sacerdocio. Gracias a Benedicto XVI, pues si él no hubiera convocado el Año Sacerdotal, hoy no estaría dándole a las teclas. Y gracias a mi madre que ha estado todos los días metiéndose en el blog, y gracias a eso el contador de visitas se fue incrementando. Agradecimiento que hago extensivo a los monaguillos subcontratados de la parroquia, que en sus horas libres han pinchado en el blog. Gracias a todos y todas y... colorín colorado este blog se ha acabado.