Una vez que la serpiente multicolor del Tour de Francia ha llegado a su fin, es buen momento para desde la serenidad analizar las declaraciones del flamante ganador Alberto Contador. Ante la pregunta obligada de a quien dedicaba el triunfo final, el madrileño mencionó en primer lugar a su familia, en especial a su hermano Raúl que sufre parálisis cerebral, y en segundo lugar a todos los integrantes de su equipo de carrera, el Discovery Channel. Un dato a considerar, y que ensalce si cabe más la victoria del español, es que Contador a lo largo de su vida, no sólo ha tenido que superar la dureza de los míticos puertos del Galibier, el Alpe d´Huez, el Izoard, o el Tourmalet entre otros. Para el ciclista madrileño, el mayor de todos los puertos de categoría especial que haya tenido que superar, ha sido sin duda, el cavernoma cerebral congénito que le fue diagnosticado y del que salió vencedor del mismo, en la carrera del 2005.
Es momento de hacer un alto en la carrera, para recordar que Contador no ha corrido solo el Tour. Ni el Tour de Francia ni el Tour de la vida. Para ambos ha necesitado junto a él, lo que en el argot ciclista se llama gregarios. Ciclistas que en su caso le han ayudado a conseguir la victoria. Frenando al pelotón, otras veces tirando del mismo, bajando y subiendo bidones de agua para el jefe de filas, etc. Hombres que están en aparente segunda fila, pero sin los cuales sería impensable la victoría en los Campos Elíseos.
Esto en la ronda gala, pero en la carrera de la vida ocurre algo similar. En nuestro pedalear diario, éste lo hacemos siempre en compañía de otros hombres y mujeres que nos ayudan cada día en los repechos de cada jornada. Necesitamos los unos de los otros, para superar la etapa diaria. Cada uno formamos parte de este fantástico puzzle que es la vida. Y donde resulta indispensable, para que el contador de la misma, marque con precisión cada segundo, que contemos los unos con los otros . Por que tanto en el ciclismo como en la vida, las largas escapadas en solitario, casi nunca han llegado a buen fin.
Es momento de hacer un alto en la carrera, para recordar que Contador no ha corrido solo el Tour. Ni el Tour de Francia ni el Tour de la vida. Para ambos ha necesitado junto a él, lo que en el argot ciclista se llama gregarios. Ciclistas que en su caso le han ayudado a conseguir la victoria. Frenando al pelotón, otras veces tirando del mismo, bajando y subiendo bidones de agua para el jefe de filas, etc. Hombres que están en aparente segunda fila, pero sin los cuales sería impensable la victoría en los Campos Elíseos.
Esto en la ronda gala, pero en la carrera de la vida ocurre algo similar. En nuestro pedalear diario, éste lo hacemos siempre en compañía de otros hombres y mujeres que nos ayudan cada día en los repechos de cada jornada. Necesitamos los unos de los otros, para superar la etapa diaria. Cada uno formamos parte de este fantástico puzzle que es la vida. Y donde resulta indispensable, para que el contador de la misma, marque con precisión cada segundo, que contemos los unos con los otros . Por que tanto en el ciclismo como en la vida, las largas escapadas en solitario, casi nunca han llegado a buen fin.
1 comentario:
Que buen articulo querido Trapero. Que cierto es que el tour de la vida en ocasiones no es nada fácil cuando se nos presentas los puertos de las dificultades. Pero que cierto es también que cunado estamos en esos puertos no estamos solos,muchas personas que nos rodean y que no les damos muchas veces la importancia que deberíamos nos están con su mano generosa ayudando a superar las dificultades.
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