domingo, 26 de agosto de 2007

PUDOR


El pequeño Trevor apenas sabe leer, y mucho menos dividir y multiplicar. Por eso durante sus vacaciones, en lugar de jugar con sus compañeros de barrio, se marcha todos los días a repasar las lecciones de gramática y matemáticas, a casa de una maestra, amiga de su abuela. La semana pasada, el pobre Trevor no llegó a casa de la maestra Doris. El azote del huracán Dean hizo que ese jueves saliera si cabe, un poco más temprano de su casa. Pero en esta ocasión, sin poder ducharse y vestirse. Salió de casa, para expresar algo que no se aprende en la escuela y que el príncipe de los teólogos Santo Tomás de Aquino, señala como el primero de los instintos del hombre: el instinto de supervivencia. Trevor salio sin nada para ganarlo todo: para salvarguardar su vida.

Corría como un gamo, aunque hacía mucho calor y el viento soplaba con gran intensidad, pero como conocía las calles nada detenía su correr. Nada excepto la mirada fría e indiscreta de la lente de un teleobjetivo que disparaba hacia él. Trevor sintió su presencia, era una presencia que le molestaba, sin hacerle daño físico, esa mirada indiscreta le increpaba. Y es que dicha lente estaba atentando contra el pudor de Trevor. La maestra Doris aún no le había explicado lo que eso significaba, pero el siguiendo a Santo Tomás, sin saberlo, sabía que el pudor es como la salvaguarda de la intimidad, y en ese momento esa cámara estaba vulnerando la suya. Y en medio de la nada, la cual lo había acompañado en sus pocos años de vida, se sintió sólo y con miedo por primera vez. Esa experiencia que nunca antes la había experimentado. ¡Cuántas veces corrió desnudo por esos cañaverales!. Sí, pero nunca los ojos de otro lo miraban como lo miró ese angular.

Pudor, que palabra tan bella y sin embargo que marchitada está. Es tarea de todos el devolver a esta actitud humana, a esta virtud, su lozanía original.



3 comentarios:

haciendo camino dijo...

Una historia realmente enternecedora querido trapero.
Te felicito por el articulo me parece precioso.
Que razón tienes que es tarea de todos el rescatar el significado real de esa palabra en la sociedad en la que vivimos.
Animo con los artículos.

caminante dijo...

Trapero amigo, firmo lo que dices y cómo lo dices.
Me permito transcribir lo que esribí el año pasado.
"MIRAR RESPETANDO
La mirada respeta o cosifica.
Respeta cuando contempla.
Cosifica cuando intenta poseer.
El pudor defiende de la mirada posesiva, cosificante.
El pudor hace que guarde, celosamente, lo que soy y lo entregue sólo a quien yo quiero.
El pudor hace que mi yo no sea de dominio público.
Me ruborizo cuando soy sorprendido, en mi intimidad, por alguien a quien no le he dado permiso para entrar.
El pudor no hace referencia tanto a los centímetros de piel descubiertos, cuanto a la pérdida de intimidad.
Pudor, intimidad, riqueza interior, respeto.... van parejos"
Un fortísimo abrazo.

Anónimo dijo...

SABES? ME GUSTO MUCHO TU ARTICULO.
NO DEJES DE ESCRIBIR. SALUDOS