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En alguno de los primeros post, creo recordar que escribí que en ocasiones la soberbia me embriaga. Hoy sucedió una vez más. Domingo de la Octava de Pascua, Domingo de la Divina Misericordia, Domingo de predica de postín. Y así preparé la homilía concienzudamente. Hablando de lo humano y lo divino, del torrente de Misericordia que brota del costado de Cristo. De la fe de Tomás, de las palabras del apóstol que 2000 años después los fieles en sotto voce, siguen proclamando : Señor mio y Dios mio.
En el momento de la consagración, desde la lejanía del altar, alcanzaba escuchar esas palabras. Por primera vez en mucho tiempo, durante esa parte el silencio lo llenaba todo. El estupor ante el admirable intercambio del altar, lo silenciaba todo. La predicación tuvo que ser de campanillas. Seguro que la gente tenía un nudo en la garganta. Seguro que se acordaron de apagar los móviles para que no sonaran...
Al finalizar la Misa, un feligrés se acercó a la sacristía para decirme si me había dado cuenta del silencio que hubo en la Eucaristía. Mientras hablaba, yo me hinchaba como mi amigo argentino que trabaja en un telemarketer. Ante su pregunta contesté afirmativamente. Claro que lo noté. Estuve tres días para preparar esa predicación, por lo que sería natural que la gente se conmoviera y guardara un sagrado silencio. ¡ Padre ! me dijo: ¿Es usted el úncio forastero que no sabe lo que sucederá esta noche? Lo sabe todo el mundo: El Madrid Vs Barça Padre. Por qué cree que la gente estuvo tan callada en Misa. Era para poder gritar esta noche, el carrusel de goles en la barra del bar. ¿O qué pensaba usted?
Yo pensaba otra cosa. Pensaba que era la última Pepsi Cola del desierto. Pero gracias a Dios no lo soy. Deo gratias.
En el momento de la consagración, desde la lejanía del altar, alcanzaba escuchar esas palabras. Por primera vez en mucho tiempo, durante esa parte el silencio lo llenaba todo. El estupor ante el admirable intercambio del altar, lo silenciaba todo. La predicación tuvo que ser de campanillas. Seguro que la gente tenía un nudo en la garganta. Seguro que se acordaron de apagar los móviles para que no sonaran...
Al finalizar la Misa, un feligrés se acercó a la sacristía para decirme si me había dado cuenta del silencio que hubo en la Eucaristía. Mientras hablaba, yo me hinchaba como mi amigo argentino que trabaja en un telemarketer. Ante su pregunta contesté afirmativamente. Claro que lo noté. Estuve tres días para preparar esa predicación, por lo que sería natural que la gente se conmoviera y guardara un sagrado silencio. ¡ Padre ! me dijo: ¿Es usted el úncio forastero que no sabe lo que sucederá esta noche? Lo sabe todo el mundo: El Madrid Vs Barça Padre. Por qué cree que la gente estuvo tan callada en Misa. Era para poder gritar esta noche, el carrusel de goles en la barra del bar. ¿O qué pensaba usted?
Yo pensaba otra cosa. Pensaba que era la última Pepsi Cola del desierto. Pero gracias a Dios no lo soy. Deo gratias.
3 comentarios:
Jejeje... en fin, me imaginaba otro final, pero la sonrisa me la has robado igual... ya sabes lo que pienso sobre dedicarle tanto tiempo a preparar la homilia... cada maestrillo tiene su librillo: Dios te bendiga, con su Misericordia!
Madre, muestranos lo mucho que haces a través de lo cotidiano.
Muy bueno, jui,jui jui... No sé lo que piensa Lobo, pero siga vd. preparando las homilías... Nuestro Señor y los que le escuchan se lo merecen y, además, si le sirve para hacerse más humilde, todavía mejor...
El post me ha hecho ir a google noticias para saber qué paso con el "clásico" ¡Dios mío, seré el único mortal sobre la tierra que aún no se había enterado de que perdió el Madrid!
Los vídeos de "Validation", geniales. Me voy al Regina Coeli con BXVI (desde mi paso por St Peter's Square ya tengo mono...)
TU SIGUE PREPARANDO A CONCIENCIA LAS HOMILIAS, COMO LO HAS VENIDO HACIENDO HASTA AHORA.
NO ESTARIA DE MAS COMO TERAPIA ANTISOBERBIA QUE LE DIERAS UN REPASITO A LAS BIENAVENTURANZAS.
CARMEN
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