jueves, 1 de abril de 2010

Pecatómetro



74

Acabo de confesarme. Los curas también solemos hacerlo. Sinceramente, es una maravilla el poder recibir este óleo de misericordia. Pero para ser sincero, en la confesión de hoy no me ha gustado para nada la penitencia impuesta. Yo suelo ser bastante manga ancha en la penitencia, por eso a lo mejor me pareció excesiva la que me fue impuesta. El confesor me impuso el dejar de escribir estos días en el blog. Al escucharlo salté inmediatamente, allá va la confesión, pues no puedo parar esto que empecé hace no sé cuantos días. Así que en un tira y afloja entre penitente y confesor, llegamos al amistoso acuerdo de que yo escribiera lo menos posible.

Cumplo por lo tanto la penitencia que me fue impuesta, con la duda de si el confesor, lector habitual del blog, lo hace para alivio y satisfacción de los que suelen visitar este medio, o por el contrario, busca evitar todo tipo de distracciones para mi alma en estos días santos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A VER, SERE POLITICAMENTE INCORRECTA: EN TU CASO, CONFIO EN QUE NO HAYA PROPORCION ENTRE LOS PECADOS CONFESADOS Y LA PENITENCIA IMPUESTA. LA ONU DEBERIA CONTAR CONTIGO COMO MEDIADOR EN EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELI.
Y NO SEAS MAL PENSADO, OBVIAMENTE BUSCA EVITAR LAS DISTRACCIONES DE TU ALMA ESTOS DIAS.

Anónimo dijo...

P.D. Y LO QUE TE DIGA: ESTOS SON POSTS, NO ENCICLICAS.
CARMEN