Chuches

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Este mediodía antes de cerrar la parroquia, fueron entrando a tropel un significativo número de niños. Ante el jaleo organizado salí al momento de la sacristía, lo cual fue un esfuerzo vano, pues ellos entraron antes en ella. Al verlos vi que ninguno de ellos asiste a la catequesis parroquial. Les pregunté de que colegio venían. Eran de un de un colegio que está muy cerca de la parroquia. Ante esta bendita invasión, pregunté quien los había mandado. Ellos contestaron a sola una voz: ¡ La profe !

¡ Qué alegría ! por fin el colegio, después de numerosas y estériles conversaciones, quiere colaborar con las actividades parroquiales. Gracias a Dios, la directiva del centro escolar consideró oportuno, el que los chavales se involucren en la vida de la Parroquia. Al ver los ávidos rostros de los niños, no pude que menos darles, a cada uno, un caramelo. Sólo uno, pues hay que cuidar su alimentación. Al ver la golosina se sosegaron. Era pues tiempo propicio para preguntarles el motivo de su visita.

¡ La profesora nos mandoooó!. Volvieron a gritar. Me imagino que vuestra maestra quiere que os enseñe donde está el sagrario o mostraros donde está la imagen de la Virgen o queréis que os regale una estampita para que le recéis a la Virgen, pregunté. Nooo!!! respondieron sin vacilar. Venimos por chuches. Pero si ya os di un caramelo. ¡ Queremos más ! La profesora nos dijo que Jesús había dicho: Pedid y se os dará, y que por ello fuéramos a la Iglesia. Y como hoy es el Dia del Niño, y la Carta Magna de los Niños, así lo expone, venimos a buscar caramelos.

Ante esta fundamentación bíblica y con la Carta Magna resabida, no pude menos que abrir la bolsa de caramelos reservada para el final de la catequesis. Pese a todo, y para ser la primera toma de contacto, creo que ha sido una dulce primera vez.