Gaudeamus Igitur

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Al acercarse el final de mayo, los jóvenes corazones laten, si cabe, con mayor intensidad. Y no es por lo que la primavera altera, sino por la llegada de los exámenes finales. Entre ellos la temida selectividad. Pero antes de afrontar el final de curso, el pasado viernes, en el Colegio donde colaboro los mayores tuvieron el Acto de Graduación.

Lo primero la Santa Misa. Al verlos tan elegantes, durante la Eucaristía me acordé cómo hace 14 años, yo estaba en la misma tesitura. ¿Y quién lo iba a decir?. Años después, vería los toros desde el otro lado de la barrera. Después de la Misa, el acto académico y la entrega de Becas, pero como andamos escasos de clero, no pude quedarme a dicho acto. Sólo me queda seguir rezando por los chavales para que terminen bien el curso y comiencen mejor su nueva singladura.