lunes, 31 de mayo de 2010

Cariacontecido



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Una vez más volví a coger un taxi. Tal vez me esté volviendo un poco vago. Tras la necesaria llamada de rigor, el taxista me preguntó el porqué de mi enfado. Me sorprendió su sagacidad, pues sin a penas entablar conversación (sólo el destino de mi viaje) se dio cuenta que estaba cariacontecido. Y con la sencillez con que me habló de la misma forma le respondí. El rictus de mi cara era fruto de la unción que acaba de administrar a una jovencísima madre, con un estado de salud gravísimo. Hoy recordaba además a un chaval fallecido hace un año de cancer.

El taxista tras escuchar atentamente me respondió: "Padre y que me dice de esa persona de su parroquia que hoy encontró trabajo, o esa señora que llevaba años sin confesarse y hoy por fin lo hizo o de el bebé que ayer bautizó". Obviamente, tras esa respuesta no pude más que asentir y considerar lo que el profesional del volante me decía.

3 comentarios:

Juan Luis dijo...

La Cruz... pesa... pero es tan eficaz: es la arma más poderosa, sobre todo cuando se lleva por Amor de Dios.

Anónimo dijo...

Cuando se nos dice que Jesucristo está en cada persona, no son sólo palabras. Y seguro que en ese momente él quiso aliviar su tristeza hablándole a través del taxista,al tiempo que le daba ánimos para continuar su tarea.

Se nos olvida que los sacerdotes también tienen su corazoncito. No es taréa fácil la suya.

Bueno, en este caso a mí me permite ver que él no nos deja solos aunque a veces así nos lo parezca

Gracias por estar ahí

Anónimo dijo...

THIS IS LIFE! LA VIDA ES ASI DE CONTRADICTORIA, TODO UN CLAROSCURO.
LA CRUZ PESA, VAYA SI PESA. MAS LE PESO A CRISTO. ANIMO!
CARMEN
P.D. OLE POR EL TAXISTA.