viernes, 27 de noviembre de 2009

Héroes de carne y hueso


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En el post de ayer escribí sobre el superhéroe que todos llevamos dentro. Tan sólo 24 horas después me encontré con dos de estos personajes. Son los padres de una niña que asiste cada domingo a la catequesis parroquial, para hacer la Primera Comunión. El lugar del encuentro fue en unos grandes almacenes. Tenía que comprar algo de ropa para esta temporada otoño - invierno*, y como la nómina no me da para un personal shopper tuve que echar varias horas en los citados almacenes.

Al salir (a las 15 hrs.) en uno de los mostradores me encontré con este matrimonio. Sólo conocía a la madre de la niña. Me acerqué para saludarla y me presentó a su esposo. Me explicó que él trabaja allí y ella en unas oficinas y que a lo largo del día sólo se veían en ese momento y en la noche cuando ella llegaba de trabajar. Él trabaja por la mañana y ella por la noche. Por lo que ambos le roban minutos al reloj para verse, para hablar, para decirse lo mucho que se quieren, en medio de la calle, en unas frías escaleras mecánicas o en el taxi que acerca a uno y deja a otro. Son superhéroes. Ellos y tantos y tantos esposos que luchan cada día a brazo partido para acrecentar su amor, su entrega y su fidelidad. Atienden a su trabajo, soportan el tráfico de nuestras humanizadas calles, recogen a los niños en el colegios, los llevan a clases de natación y piano. Y por supuesto, en la noche sacan tiempo para hablar con sus hijos sobre los deberes del cole, sobre como fue el entrenamiento, de como fue la cita con la chica que le gusta al mayor y así tantas cosas más.

Estos hombres y mujeres, estos esposos, son héroes anónimos. Sobreviven a situaciones de todo tipo cada día. Y casi todos ellos tienen algo en común. No pierden la paz. No hay caras tristes. ¿Por qué? Me imagino por que se olvidan de sí mismos, y sólo buscan hacer felices a los demás. Y por supuesto, por que tienen a Dios.

Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.

* Ya sé que los colores de esta temporada son los lilas y afines. Ya sé que vestimos siempre de negro. Pero me hacía ilusión un jersey con el cocodrilo violeta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

OLE Y OLE POR ESOS MATRIMONIOS, POR ESOS NOVIOS QUE ESTIRAN SU TIEMPO COMO CHICLE PARA QUE LA HUMANIZACION NO SE LIMITE A LAS CALLES DE NUESTRA CIUDAD, SINO A SU VIDA DE FAMILIA, DE PAREJA.
P.D.¡QUE FASHION PATER!