Santificación de la chapuza

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Ayer escribí haciendo un somero homenaje al creador de los post-it. Quien alcanzó la fama por crear esos adhesivos multicolor que nos alegran la vida y nos facilitan el trabajo. Yo también quiero hacer historia. Y lo quiero hacer trabajando. ¡ Faltaría más ! Pero hacerte famoso trabajando, no es cosa fácil, aunque en los tiempos que corren parece que lo sea. Está casi todo copado. Gente que destaca por lo mucho y bien que escribe, o por el descubrir determinada vacuna, o por hallar un nuevo planeta. Todo ello gracias al esfuerzo y al trabajo bien hecho.

Así que haciéndome eco del slogan publicitario de Hugo Boss: Don't imitate, Innovate! me lanzaré a innovar. Lo cual quise hacer ayer y fracasé. Optaré no por la fórmula I + D, ni por la economía sostenible, sino por la santificación de la chapuza. He rastreado esta entrada en San Google y no aparece registrada, así que mañana sin falta la mando a la oficina de patentes y la registro como autoría propia. Con Trade Mark.

Y la verdad (sin ser soberbio) creo que va a ser algo que no me va a dar muchos problemas. Así como la santificación del trabajo es algo más complicado, ya que hay que intentar hacerlo bien, y para que el éste pueda merecer el juicio de bien hecho, el trabajo debe estar acabado; y por supuesto las cosas no pueden quedar a medias, pero la santificación de la chapuza es más fácil. Y máxime en este país. En España este estilo de vida te deja el cuerpo la mar de agusto. No ocurre lo mismo en Alemanía, Dinamarca o Finlandia. Pero de momento trato de implantarlo aquí, para luego exportarlo. Mira el emporio ZARA cómo empezó en una esquina de A Coruña, vendiendo batas de guata y ahora está en los cinco continentes. Tiempo al tiempo.

Como lo propio de esta forma de vida, es nunca terminar a tiempo lo que se ha empezado, dejo aquí este post, para retomarlo cuando... me apetezca.

Os dejo por que me voy a tomar un MALIBÚ. Hoy he escrito de más.