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Según un estudio de la consultora Accenture, los días de Navidad y de Fin de Año, son las fechas en que se registra un mayor número de tráfico de llamadas y de envíos de sms. Millones en tan sólo dos días. Alguno de esos mensajes y de esas llamadas, llegaron y sonaron hoy en mi móvil mientras pronunciaba la homilía de Navidad. Fue una señal del Cielo. La gente se me estaba quedando dormida. Y seguro que el Niño Dios veía como se iba a quedar sin regalos si yo seguía por esos derroteros.
En un principio sonó un mensaje, lo dejé sonar y seguí impasible. Luego un segundo, ahí pensé en la conveniencia de apagar el móvil, pero sería muy aparatoso hacer dicha maniobra, así que opté por encomendarme al ángel custodio y pedirle que no sonará ningún mensaje más. Pero como bien sabemos los Custodios están para eso, para custodiarnos, para protegernos de todo mal, pero... tienen un Jefe al que obedecer. Y seguro que recibieron órdenes de lo alto, para dejar que el móvil sonara, con la finalidad de que yo me callara y así asegurar algún regalillo para el Niño Jesús. Pues dicho y hecho, una carretilla de sms me obligaron a cortar abruptamente el sermón tan bien preparado, pero tan poco rezado para pasar a entonar el Credo in unun Deum.
Al finalizar la Santa Misa, apenado todo hay que decirlo, revisé entusiasmado la carretilla de mensajes que me habrían enviado, seguro, mis amigos de todo el mundo. Pero mientras los leía comprobaba que los amigos eran los amigos de todo tipo de compañías que me deseaban felices fiestas y me ofrecían todo tipo de gangas para hacerme cliente de ellos. Esos si que son amigos.
Moraleja:
- Apagar el móvil en la Santa Misa.
- Hay demasiada purpurina en estas fechas.
- Preparar menos la homilía y rezarla más.
En un principio sonó un mensaje, lo dejé sonar y seguí impasible. Luego un segundo, ahí pensé en la conveniencia de apagar el móvil, pero sería muy aparatoso hacer dicha maniobra, así que opté por encomendarme al ángel custodio y pedirle que no sonará ningún mensaje más. Pero como bien sabemos los Custodios están para eso, para custodiarnos, para protegernos de todo mal, pero... tienen un Jefe al que obedecer. Y seguro que recibieron órdenes de lo alto, para dejar que el móvil sonara, con la finalidad de que yo me callara y así asegurar algún regalillo para el Niño Jesús. Pues dicho y hecho, una carretilla de sms me obligaron a cortar abruptamente el sermón tan bien preparado, pero tan poco rezado para pasar a entonar el Credo in unun Deum.
Al finalizar la Santa Misa, apenado todo hay que decirlo, revisé entusiasmado la carretilla de mensajes que me habrían enviado, seguro, mis amigos de todo el mundo. Pero mientras los leía comprobaba que los amigos eran los amigos de todo tipo de compañías que me deseaban felices fiestas y me ofrecían todo tipo de gangas para hacerme cliente de ellos. Esos si que son amigos.
Moraleja:
- Apagar el móvil en la Santa Misa.
- Hay demasiada purpurina en estas fechas.
- Preparar menos la homilía y rezarla más.
2 comentarios:
JAJA QUE BUENO... APAGALO EN FIN DE AÑO, POR QUE SEGURO QUE TE SALE UN PLAN DE RENOVACIÓN DE TERMINAL CDO CELEBRES MISA ESE DÍA Y SI!, PARA HABLAR CON DIOS NO SE NECESITA MÓVIL, POR QUE YA TIENES BANDA ANCHA CON WIFI INCLUIDO.
BESOS
LUPITA
no puedo menos que estar de acuerdo con Lupita.
por cierto, ya veo que no cierras tu blog por Navidad. eso es palabra!
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