¿Quién dijo crisis?

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Gran fiesta la que celebra hoy la Iglesia y nuestra patria: la Inmaculada Concepción de María. Fiesta que nos manifiesta que la Virgen fue privada de todo pecado desde el mismo instante de su concepción, por un singular privilegio de Dios, en virtud de ser la Madre del Salvador. Es la fiesta de la Gracia, es la fiesta de la Belleza. Y un día en que cada confesionario, de cada parroquia, se ha convertido en un auténtico hospital de almas. La Virgen como buena Madre que es, ha llevado a sus hijos enfermos a causa del pecado, al sacramento de la Reconciliación. Sacramento del Amor de Dios hacia los hombres. No es raro escuchar que la gente no se confiesa. Yo por la experiencia que tengo, diría lo contrario. La gente sigue buscando a Dios, su perdón, su gracia. Pero es necesario que los sacerdotes fomentemos este cauce de gracia que es la confesión. Y por supuesto que nos sentemos a confesar, como lo hicieron los grandes apóstoles del confesionario: S. Juan Maria Vianey y S. Pío de Pietrelcina.

Deo gratias!!!