167
Hoy no es un día cualquiera. Algo que veía venir se ha hecho realidad. Hace algún tiempo una feligresa me planteó la posibilidad de ingresar ella, en una comunidad de vida contemplativa. Obviamente, no iba a ser yo quien amendrentara una vocación. Ante una decisión de ese estilo le sugerí que lo pensara bien y que lo llevara a la oración. Uno no se decide a ser monja, como quien decide ser de kas limón o kas naranja. Ella lo consideró oportuno y lo rezó.
Pasó el tiempo y esta feligresa seguía empeñada. No iba a ser yo quien ahuyentara una vocación. Así que le suguerí la posibilidad de servir a la Iglesia y Dios en las misiones. Tampoco es plan de complicarse tanto la vida (pensaba para mis adentros). Tiene que ser solidaria. Si ella se consagra por completo a Dios, a muchos nos iba a dejar en evidencia. Ella escuchó, lo pensó, lo rezó... y al cabo de unos días me dijo: ¿qué clase de misiones?.
Pensé que todo iba bien. Así que le propuse como posibles destinos: Honolulú, Bariloche o AbuDhabi. Ella escuchó, lo pensó y lo rezó. Pasado unos meses volvió con la respuesta en los labios, en los ojos y en el corazón. Me voy al Carmelo. Rápidamente conecté el google earth de la pda y busqué algún Carmelo en los lugares que yo le propuse. No lo encontré. Yo no, pero ella si. Se despidió, me agradeció todo lo que había hecho por ella (nada) y se marchó, no sin antes preguntarme:
En ese momento no me vino otra cosa a la cabeza, más que estos versos de Gustavo Adolfo Bécquer.
Nota: ¡Gracias, Rita !.
Pasó el tiempo y esta feligresa seguía empeñada. No iba a ser yo quien ahuyentara una vocación. Así que le suguerí la posibilidad de servir a la Iglesia y Dios en las misiones. Tampoco es plan de complicarse tanto la vida (pensaba para mis adentros). Tiene que ser solidaria. Si ella se consagra por completo a Dios, a muchos nos iba a dejar en evidencia. Ella escuchó, lo pensó, lo rezó... y al cabo de unos días me dijo: ¿qué clase de misiones?.
Pensé que todo iba bien. Así que le propuse como posibles destinos: Honolulú, Bariloche o AbuDhabi. Ella escuchó, lo pensó y lo rezó. Pasado unos meses volvió con la respuesta en los labios, en los ojos y en el corazón. Me voy al Carmelo. Rápidamente conecté el google earth de la pda y busqué algún Carmelo en los lugares que yo le propuse. No lo encontré. Yo no, pero ella si. Se despidió, me agradeció todo lo que había hecho por ella (nada) y se marchó, no sin antes preguntarme:
¿En qué piensas? me dijo.
En nada... En nada, ¿y lloras?
Es que tengo alegre la tristeza y triste el vino.
En nada... En nada, ¿y lloras?
Es que tengo alegre la tristeza y triste el vino.
En ese momento no me vino otra cosa a la cabeza, más que estos versos de Gustavo Adolfo Bécquer.
Nota: ¡Gracias, Rita !.
6 comentarios:
Siento muchísimo decirle que se ha saltado el post número 168.
No se ha saltado ningún post pues hay dos post con el número 171.
Perdón,no me había dado cuenta.Gracias por rectificarme.
VERDADERAMENTE ES VD. MARAVILLOSO, QUE ALEGRIA, NO NOS FALLE Y SIGA TAN CERCA DE DIOS, FELICIDADES A RITA Y A VD, TAMBIEN.
BETO ME HA GUSTADO MUCHO ESTE ARTICULO, QUE SUERTE QUE LOS DOS ESTEIS EN CONEXION VIA ANCHA Y CON EL WIFFI PUESTO EN DIOS.
BESOS
LUPITA
¡que bonito te quedó!
¡quién sabe los frutos que pueden salir de sus oraciones!
tuve ocasión de hablar con ella en nochebuena y en días anteriores; estaba FELIZ.
¡a encomendarla como ella lo hace con nosotros!
MIL GRACIAS
Publicar un comentario