miércoles, 3 de febrero de 2010

Sacristán: Profesión de riesgo



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Cada año el 2 y 3 de febrero me toca hacer horas extras. Obviamente, según el contrato laboral, las mismas serán remuneradas en la vida eterna, mientras tanto na´de na´. Todo sea por la devoción a las Candelas y al Pan bendito de San Blas. Tal vez estos dos días junto al Domingo de Ramos, sean los días en que la parroquia nota mayor movimiento. Y ello a causa de unas candelas y unos panes. Y es que aunque la Iglesia celebra el día 2 la festividad de la Presentación del Señor y la Purificación de Nuestra Señora, el pueblo fiel, se reúne en torno al altar para encender su velita, perdón candela, y luego llevarla a sus hogares. Y lo mismo ocurre el día 3 con la conmemoración de S. Blas. Pero esto en grado sumo.

Al obispo de Sebaste (S. Blas) se le atribuye la sanación de la garganta de un niño que todo el mundo daba por muerto. El milagro rápidamente se propagó por la región armena (sur de Rusia) hasta nuestros días. Con tal motivo en esta festividad la gente se agolpa a los pies del santo, para poder coger un panecillo, dos o media docena, si la ocasión se tercia.

Todo iba bien hasta que la turba absorvió al fiel sacristán de la parroquia. Serafín siempre realiza su trabajo sin apenas notarse. Hoy también. Con lo que no contábamos era con la avalancha de gente que iba en busca del mencionado pan. Tanto es así, que tras vaciarse en escasos segundos uno de los cestos y ser repuesto inmediatamente por el santo sacristán, la gente se avalanzó sobre él y el cesto que llevaba en sus manos. El cesto vació iba rodando por encimas de las cabezas de las personas, como cuando mantean en un concierto al artista, que se lanza hacia su público y éste lo transporta de una esquina del escenario a otra. Así sucedió con el cesto que las hábiles manos iban llevando desde el altar hasta la sacristía, con el objetivo de que éste volviese lleno. Mientras tanto serafín seguía missing.

¿El motivo? Esguince de segundo grado y magulladuras por todo el cuerpo a causa del exceso celo de la gente. Bueno eso quiero pensar. A estas horas, hemos pedido, por tercera vez, una nueva remesa de pan y Serafín evoluciona satisfactoriamente del incidente laboral. Esperemos que el día no nos depare más sorpresas...

4 comentarios:

Juan Luis dijo...

La vida es como es... uno puede hacer la exégesis que le apetezca, pero el dato objetivo es ese... las candelas y el pan bendito... mueven más que... la confesión u otras cosas.

En fin, eso no puede llevarnos al desánimo, ni a cosas semejantes... pero una reflexioncita... a lo mejor sí, jejeje.

Gracias por tu fidelidad... que intento emular, jejeje.

Gracias. Y un saludo muy especial par el protagonista de este post.

Manuel de Santiago dijo...

Sufrido cuerpo de sacristanes, una especie, muy a nuestro pesar, en decadencia. En mi parroquia tenemos la historia de todos los sacrsitanes desde el comienzo, 1847. Y estamos a punto de cerrar la lista. ¡¡¡Pena!!!
Vaya mi saludo al bueno de Serafín.
Un saludo.

Anónimo dijo...

¡QUE NOS DICES! SI ES QUE TENIAIS QUE HABER LLAMADO A LOS MARINES PARA PONER UN POCO DE ORDEN!
HOY YA TENIAMOS A SERAFIN AL PIE DEL CAÑON, LO SUYO ES HEROICO.
MI SALUDO Y MI GRATITUD PARA EL; QUE SE MEJORE.
EL AGUA DE SANTA MARTA, EL ACEITE DE SAN BENITO, LAS CANDELAS, EL PAN DE SAN BLAS,...TIENE RAZON "LOBO", QUE ESTOS SACRAMENTALES EJERCEN UN FUERTE PODER DE ATRACCION SOBRE EL PERSONAL. POR ALGO SE EMPIEZA.
CARMEN

Anónimo dijo...

NO ES QUE EL SER AMA DE CASA, SACRISTAN, VICARIO,ETC ETC, SEA UNA PROFESION DE RIESGO. LA VIDA, PER SE, ES UNA PROFESION DE RIESGO EN LA QUE NO BASTAN (VALE, ALGO AYUDAN)TIRITAS COMO LOS SACRAMENTALES COMO LOS QUE MENCIONE, SINO QUE HAY QUE RECURRIR A COSAS MAS SERIAS: SACRAMENTOS Y ORACION, ETC.BASICAMENTE.
POR OTRA PARTE, A VER SI LEVANTAMOS CABEZA, PORQUE LLEVAMOS UNA RACHA...! EL SACRISTAN, LA MAMÁ DEL PADRE DE ESTE BLOG, MI MOTHER,...Y LOS QUE PROBABLEMENTE SE ME QUEDEN EN EL TINTERO.
P.D.SUGERENCIA: TENEMOS UN AÑITO PARA MEJORAR EL REPARTO DE PAN EN S.BLAS, AGUA EN LA VIGILIA PASCUAL,...YA SE VERÁ.
CARMEN